domingo, 29 de agosto de 2010

El amanecer de las mariposas

Cada vez que abandona el mar, se deprime.
Lleva 10 años viviendo en la ciudad y aún no logra encontrar algo por que permanecer aquí.
Todos los dias de su vida se arrepiente de haber tomado esa decisión, casi no aguanta el humo de los buses que se pasean como gigantes en las calles atacando sin que les importe nada mas que demostrar su gran velocidad, los bares de mala muerte que siguen en la calle de su pequeño hogar, y todo por ese amor, ese amor que aún está aquí pero, ahora que lo piensa, no lo ama tanto como cuando vivían en la costa, quizas la arena, talvez las gaviotas, ahora lo mira estirado en el sofá y, definitivamente, no es lo mismo.
A veces baja al metro para sentir los zapatos apurados de miles de mujeres por los pasillos, y eso la relaja, ese sonido es como el de las mariposas que aletean en su estómago cuando piensa en no abandonar nunca mas el mar. 

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